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lunes, 10 de diciembre de 2012

Qué ganas de terminar todo de una vez, que sea 28 de diciembre para tomarme el avión con mi novio e irme a Brasil a visitar a mi papá, estar tranquila, feliz, con las personas que más amo y sin preocupaciones por un mes. Necesito un poco de tranquilidad. 
Fue una semana loquísima. El viernes durante el mediodía pasaron el alerta de una nube tóxica en la zona cerca del puerto que había sido causada por la explosión de un contenedor que tenía plaguicidas. Evacuaron gente de las zonas afectadas, todos salían a la calle con barbijos o máscaras, era realmente como cualquier película de infección zombie. Más tarde se largó una lluvia fuertísima, provocando que muchos barrios se inunden, y quién estaba ahí para vivirlo? YO. Las dos peores inundaciones en Belgrano, yo estaba ahí. Fue un desastre volver a casa, para colmo tenía un paraguas que se rompió a las dos cuadras de uso, me empapé y nuevamente el agua me llegaba hasta arriba de las rodillas y tuve que cruzar lagos para poder llegar a la parada del omnibus. Cuando finalmente llegué a casa, a eso de las 8 de la noche el cielo se puso completamente NARANJA, not kidding. Es decir, fueron demasiadas cosas en un día que me hicieron pensar que si el fin del mundo ocurre de verdad, empieza en Buenos Aires. Sí señor. 
El sábado al mediodía estábamos mi novio y yo en casa solos, mi mamá estaba de viaje y mi abuela se había llevado a mi hermano a su casa a pasar los días. Estábamos muy feliz disfrutando de nuestra soledad cuando a eso de las 12 del mediodía se corta la luz. Creímos que iba a ser algo breve, como casi cualquier corte de luz que dura tan solo un par de horas. Pero obviamente no fue así: DOCE HORAS SIN LUZ. Pueden creerlo? Fue insoportable, con mi novio hacíamos reclamos a la empresa de luz cada hora y media y siempre nos atendía una operadora porque supuestamente "todos los trabajadores estaban ocupados" claro que sí, ocupados mirando la tele, comiendo empanadas o jugando a las cartas. Tuvimos que salir a comprar velas antes de que oscureciera porque la luz continuaba sin llegar y el sol ya estaba desapareciendo. Finalmente, a eso de las diez de la noche llega un camión gigante que decía ser un generador de luz. Creímos que la situación iba a resolverse en el momento pero obviamente no fue así. Recién a las 12:30 de la noche llegaron los especialistas a ver cómo arreglar el problema, y durante un par de horas estuvieron viendo cómo combinar los cables, mientras nosotros dos y todos mis vecinos estábamos de expectantes en la vereda o detrás de la puerta de nuestras casa (no olvidemos remarcar que la entrada de luz general está en la vereda de la puerta de mi casa). Volvió la luz al fin y al cabo pero ahora es como tener un tractor en la puerta de casa. No se imaginan el ruido que hace ese camión, lo peor es que vamos a estar así durante tres días o mejor dicho hasta que se decidan a arreglar el cable que se fundió y devolverle la luz al barrio sin necesidad de un generador.


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