sd

lunes, 18 de marzo de 2013

El ataúd espera al muerto, que todavía, moribundo, con los ojos entrecerrados y la respiración pausada, está haciendo la canción más hermosa del mundo. Cansado ya de soñar, las sombras se apoderan de sus ojos, de su cuerpo, de su corazón. El tiempo en su universo se detiene y todas las estrellas dejan de brillar. Había cristales en su garganta de heridas que con el tiempo habían dejado de sangrar. Había fuego en sus manos y vidrio en sus ojos. El moribundo está haciendo la canción más hermosa del mundo, en el momento en que, por última vez, tiene el recuerdo más hermoso de su vida, entonces su alma se llena de luz y sus ojos de vidrio se derriten con el fuego de sus manos, que, por última vez, se sienten con vida. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

♥ Escribe aquí ♥

Followers