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jueves, 3 de noviembre de 2011

Ireland.



Hoy a la mañana estaba en el subte volviendo a mi casa, leyendo un libro. No tenía la menor idea de lo que ocurría a mi alrededor, veía que la gente se movía pero no le presté atención. En algún momento, escuché a un chico decir: "Voy a tocar música celta, que es un tipo de música que viene de Irlanda" entonces levanté la cabeza por primera vez. La multitud de gente no me permitía ver de quién venía la voz. Pero de repente escuché el débil sonido de un violín. Entonces el subte comenzó a moverse, la gente murmuraba y el ruido no me permitía escuchar con claridad. Cerré los ojos e intenté aguidizar lo más que pude mis oídos, para escucharlo. Pero sólo logré hacerlo con claridad cuando el subte se detuvo en la estación, cuando el ruido disminuyó. Estaba tocando de una forma preciosa. Me salió un instinto asesino hacia todas esas personas que estaban hablando y no me permitían escucharlo. La música celta siempre me pudo. Me lleva a un lugar único, no sé si existe en la realidad, pero es feliz...o al menos yo soy feliz ahí. Intentando escuchar la suave melodía del violín me mantuve en ese lugar ideal y todas las voces y ruidos desaparecieron, porque ya no formaban parte de mi conciente. Luego lo ví, porque se acercó ofreciendo su disco. Salía $20 y yo sólo tenía $10 en el bolsillo, que bronca. Era alto y tenía el pelo tan rojo como las llamas del fuego, ojos claros y pinta obviamente de irlandés. Me dió mucha pena no poder comprar su disco, me había gustado mucho lo que había tocado, de verdad. Cuando se fue al otro vagón, volví a leer lo que estaba leyendo antes de escucharlo. Y mientras leía, desde lo lejos podía escuchar el violín del chico y como si fuera planeado, lo que él tocaba pegaba perfectamente con lo que yo estaba leyendo: El doctor y el pequeño niño escapando de una persecución de guerreros; saltando de roca en roca entre los lagos. Se ocultaron en unos arbustos detrás de un abismo y nadie pudo verlos.

Nunca me sentí cómoda en ningún lugar al que fui. Pero siento que allá se encuentra el lugar en el cual yo tengo que estar. Allá está la otra parte de mi propia alma. Sino no podría explicarse la conexión que yo tengo con ese lugar y todo lo que me produce. Es un lugar desconocido para mí pero a la vez no.
Nunca puse un pie en Irlanda o en Escocia, pero siento como si hubiese estado allá en algun momento de mi vida. O quizás lo soñé o lo imaginé. Pero es tan real.


Desde chica siempre me gustó la música celta. Mi papá tenía un disco de no sé qué músico que y yo lo escuchaba todo el tiempo, mientras me creaba mi propia 'sala de teatro' en el living de la casa y jugaba a que era una bailarina, si, eso hacía de chica. Incluso recuerdo haber estado en un concierto de un gaitero escocés, no me acuerdo de su nombre tampoco. Sólo sé que el año pasado hizo un recital en Argentina y con mi mamá queríamos ir y al final no sé por qué motivo no fuimos.

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