sd

sábado, 4 de septiembre de 2010

Harry Potter. Tres mil millones de imágenes aparecen en mi mente cuando pienso en ese nombre. Será que formó parte de casi toda mi vida, y todos mis recuerdos tienen relación a Harry Potter. Por ejemplo, estoy casi segura que no recordaría tanto de mi niñés de no ser por Harry. Me acuerdo cuando mi papá fue a la librería cuando apenas había salido Harry Potter y el Cáliz de Fuego y llama a mi hermana y le dice: "Ya tengo los libros, compré dos" y mi hermana le dice "¿Cómo es la tapa?" y él le responde: "No sé, es rosada y Harry tiene un huevo en la mano" Hahahaha, nos reímos todavía de eso.
El hecho de ir a verlas al cine, si bien, las películas no se comparan con la película, lo que importa es el evento de ir a verlas. Precensiar todo aquello que te imaginás cuando lees los libros y verlos codificados en una imagen, vivir dentro de Hogwarts. Las Golosinas Bertie Botts de Todos los Sabores, el Mapa del Merodeador, las varitas, la estética de Hogwarts, de Hogsmeade, ¡WOW! Es parácticamente vivir en otro mundo, de hecho, lo és.
Harry Potter perdurará durante años, estoy segura que si algun día tengo hijos y les doy a leer algun libro, van a quedar encantados y fascinados por aquel mundo que Rowling nos ofrece. Sin embargo, algo que la nueva generación no va a vivir, es el hecho de esperar los libros, de esperar cada película, de tachar los días y hacer la cuenta regreciba para el día esperado, estar en el puerta de la libreria...eso aunque suene estúpido, es increíblemente genial.
Yo hoy veo Harry Potter y la Piedra Filosofal y me acuerdo de mi de pequeña, disfrazada de Hermione Granger, jugando a hacer pociones con frascos de perfume, me acuerdo que había mandado hacer una túnica como las que usa Harry, todavía la tengo (solo que me queda por las rodillas, dado que crecí, obviamente) y esperaba cumplir 11 años porque tenía la ilución de que iba a llegar una lechuza con una carta diciéndome que iba a asistir al colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, pero, porsupuesto, eso nunca ocurrió.
Me acuerdo que venía Paloma a mi casa, y jugábamos a que estábamos en Hogwarts. O cuando mi papá me compró el juego de Harry Potter para la computadora, y yo estaba como loca jugando. Llegaba de la escuela, a las 4 de la tarde, y me sentaba a jugar a Harry Potter y la Pierdra Filosofál (hasta me acuerdo que en el último nivel, tenía que pelear contra Voldemort, como en la película, pero me daba miedo que me matara, y mi abuela se sentaba al lado mío y me decía "Dale, vos podés" jajaja, y al final, PUDE)
Yo de chica, vivía para y por Harry Potter. Caminaba por los pasillos de mi colegio, e imaginaba que caminaba por los de Hogwarts. Y esa es la magia que dejó Harry Potter en mi, y estoy segura que en tres mil millones de niños más, que ahora tienen mi edad, y esperan anciosos la última película (voy a llorar, ya lo sé, me puse a llorar con tan solo ver el trailer, creo que cuando vaya voy a morir en llantos)
Leí cada libro un mínimo de 6 veces, porque por más que ya los sepa de memoria, siempre hay algo que te sorprende cada vez más. Incluso, tengo las ediciciones importadas desde Inglaterra. (big, big, big fan) y ahora que se creó el parque temático de Harry Potter en Disney, es como si hubieran hecho mi sueño realidad. Estoy pensando seriamente en ir para allá


No hay comentarios:

Publicar un comentario

♥ Escribe aquí ♥

Followers