Tengo ganas de escribir. Bueno, siempre tengo ganas de escribir, es algo que me surge naturalmente, algo que tengo que hacer, no para que alguien lo lea sino porque así funciono, así lo necesito. Pero nunca me dan ánimos de hacerlo, estoy llena de cosas como esa, llena de cosas que quiero hacer y de repente se pierden en la nada. A todos debe pasarles. Debe estar lleno de cantantes virtuosos, pintores excelentes o escritores que nunca se animarán a dar el primer paso, porque no tienen ánimos. Una lástima.
Mi vida está en un punto completamente nuevo para mí. Con sus cosas buenas y sus cosas malas (más buenas que malas, por suerte) pero inexplorado al fin. Me da ánimos, me dan ganas de continuar, encontré en una persona todo lo que soñé y todo lo que busqué siempre y no puedo explicarles la sensación de felicidad y bienestar que siento cuando estoy a su lado. Nunca creí que iba a encontrar a alguien como él, aún siento que estoy en un sueño. Viviendo un sueño al lado de la persona que quiero conmigo para siempre.
Fué un fin de semana perfecto. El viernes salí de gimnasia y me quedé hasta la noche con Fer (ahora acostúmbrense a éste nombre porque lo voy a mencionar reiteradas veces) y después volví a mi casa. El sábado me despertó una lluvia hermosa, un día fresco, nublado pero cálido y abrigador a la vez. Fué el día que más nervios tuve en mucho tiempo: mi mamá conoció a mi novio. Fué como superar la "prueba de fuego" ya que de sus decisiones dependo y ella aún (hasta mi mayoría de edad) debe autorizarme para hacer ciertas cosas. Así que ambos estábamos nerviosos pero al final todo resultó más que bien. Debo decir que tengo la suerte de tener una madre muy liberal y que tiene plena y total confianza en mí -además de que yo soy una persona muy insistente y soy capaz de todo por las cosas que de verdad quiero- así que Fer se quedó a dormir a mi casa y el domingo nos despertamos, juntamos un par de cosas y nos fuimos camino a La Plata (es una ciudad que queda a unos 50 kilómetros por autopista de capital, él vive ahí), amo ir a La Plata porque el viaje es muy lindo (los micros tienen calefacción y los asientos son como camas, es muy cómodo y dan ganas de quedarse ahí todo el día). A penas llegamos recorrimos un poco (él se acaba de mudar, así que ninguno de los dos conoce mucho el lugar), nos perdimos un par de veces, recorrimos una catedral, fuimos a comprar cosas para la cena y después volvimos a su casa. Pasamos el domingo juntos, y el lunes volvimos a capital a la tarde, nos encontramos con Sofi y Brian y fuimos a comer, después volvimos a mi casa y todos se quedaron a dormir. De más está decir que pasar tres días a su lado fué de las mejores cosas que me pasó.
Estoy...feliz. Completamente feliz.